El gobierno aplazó mediante un decreto simple, el día sin IVA que había establecido en un decreto-ley y como en derecho las cosas se deshacen como se hacen, el error es evidente.
El asunto es que los comerciantes podrían considerar que el Día sin IVA no había sido aplazado, dejar de cobrarlo y demandar el decreto… Es decir, que el decreto de aplazamientos podría haber creado un lío jurídico de talla mayor.