La mayor parte de los 220 casos de ataques de policías contra periodistas en el cubrimiento del paro, que ha documentado la FLiP, prueban la sistematicidad pues se trata no sólo de causarles lesiones que los saquen del trabajo, sino también de intimidar al gremio, para que no se cuente de su brutalidad en las noticias.
A un fotógrafo de El Espectador lo atacaron por la espalda cinco uniformados, mientras unos lo pateaban y lo golpeaban con sus bolillos, otro se dedicaba a destruir sus equipos de trabajo.