El conservador Juan Diego Gómez, presidente del Senado, se bajó de su silla y se trenzó en una pelea con parlamentarios que habían citado a las comisiones de ambas cámaras para discutir la reforma a la Policía con sus mandos y otros invitados.
El presidente del Senado no sólo reventó la posibilidad de hacer un amplio debate sobre una policía moderna y adaptada a los estándares internacionales, sino que dejó heridas abiertas entre su corporación y la Cámara de Representantes.