Durante sólo un año y dos meses, en las áreas de responsabilidad del Comando Conjunto del Caribe, la misión de dos divisiones del Ejército con 40 batallones consistió en asesinar a 391 civiles para simular combates contra la guerrilla que nunca tuvieron, bajo el mando del general Mario Montoya, quien así consiguió ser nombrado comandante de las fuerzas militares.