Los mandos militares del Catatumbo resolvieron escalar la acusación de secuestradores contra la comunidad que detuvo su erradicación forzada de cultivos ilícitos cuya sustitución voluntaria se había pactado. Ahora, sin mediación de la Fiscalía, los llama narcotraficantes.
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Los dirigentes campesinos dicen que no hubo secuestro, en primer lugar porque los rehenes tenían al menos 180 armas más que los supuestos captores y que, además no estaban erradicando, sino saqueando viviendas e intentando violar a una campesina.