Dos emblemáticas casonas del norte de Bogotá, escenarios de grandes fiestas diplomáticas y encuentros del poder político, estaban abandonadas. ¿Ahora parecen revivir?
Pues una es la residencia del embajador de Venezuela en Colombia, y la otra, la sede de su despacho. Ambas edificaciones estuvieron vacías y sin ningún mantenimiento durante 7 años. Hoy, empiezan a reactivarse con la reanudación de las relaciones entre las dos naciones.