A los múltiples problemas de seguridad y convivencia que tiene Bogotá, se suma el robo y la destrucción de los bienes muebles de uso público de la ciudad.
Aunque les sirven a todos los habitantes de la capital, los vándalos se roban las canecas de basura, arrancan las señales de tránsito o destruyen las bancas. El daño nos vale, a todos, $22 mil millones de pesos.