La elección mediante listas cerradas de los partidos se interpreta dentro y fuera del Congreso como un paso hacia la transparencia electoral y ésta ya fue aprobada en su primer debate en el Congreso.
Si se aprueba el texto como fue presentado en su primer debate, a los partidos les corresponderá definir en sus estatutos la forma democrática en la que elegirán a sus candidatos, lo que implica una reforma a todos ellos, de la que saldrán fortalecidos, en teoría.