El juicio y condena a un funcionario menor de la JEP fueron los escenarios en donde se configuraron unas pruebas del entrampamiento que sufrió la JEP, más que el propio Santrich.
El apoderado de la JEP, Camilo Sanpedro, que recibió más de 160 millones para representar sus derechos terminó traicionándolos y acusando a sus magistrados de corrupción con cargos infundados.