Apenas a 7 meses de posesionado el contralor general, Carlos Hernán Rodríguez, estalla una delicada crisis, no solo de liderazgo sino de prestigio institucional.
Ricardo Zuluaga, tercero en jerarquía en la Contraloría, renunció, primero, y lo echaron después, porque según él, y entre otras denuncias, al despacho del contralor entra más fácil un parapolítico que un ciudadano de bien.