Ni siquiera la contradicción entre las versiones de una coronel y sus subalternos le han servido a la Fiscalía para impulsar la investigación por el asesinato de un joven en la estación de Policía de Teusaquillo, en Bogotá.
El crimen ocurrió el diez de junio pasado y hay testigos que dicen que los iniciadores de la golpiza fueron los policías, pero la coronel dice que no oyó nada porque a la víctima le taparon la boca y sus patrulleros dicen que atendieron al oír los gritos de la víctima.