Desde que comenzó la invasión a Ucrania, se esperaba que un ruso intentara tumbar del poder a Vladimir Putín, pero nadie esperó que el primero en intentarlo fuera su cocinero, Igveni Prigozin, el fundador y dueño de la empresa de mercenarios Wagner, que ayer anunció que le daría un golpe y hoy que volvería a sus trincheras en Ucrania.