El presidente Petro abrió la cumbre amazónica con un reclamo a los países desarrollados, que a su vez son los más contaminantes y Lula lo secundó reclamando los 100 mil millones de dólares que prometieron en 2009.
Los dos presidentes además de su afinidad política tienen otra ambiental, lo que los convierte en aliados de lo que los países amazónicos han reclamado siempre, que se les pague por preservar la selva, que finalmente es el pulmón, aún sano, del planeta.