Ya son más de cien los descendientes de los hipopótamos que Pablo Escobar trajo para cosechar sus heces y camuflar cocaína, que deambulan por el Magdalena Medio. Son un peligro inminente para la población humana y ahora se estudian alternativas que van de matarlos a exportarlos. Por fuera de toda lógica está la de comérselos, como hacen en África.