En los años 70, para frenar la urbanización indiscriminada en los cerros orientales de Bogotá se creó la Avenida Los Cerros, hoy Circunvalar, que marcaría el límite entre la ciudad y su bosque protector. Más tarde, en los años 80, el Club Metropolitan pidió licencia para subir sólo unos metros después del límite.
Allí construyó el primer edificio dentro de la reserva. Pero a partir de ésta y con el obvio conocimiento y pasividad del club, se inició la construcción de mansiones que ya suman más de cincuenta. Además de la obvia invasión de la reserva estas construcciones han implicado sobornos, actos de intimidación a montañistas y sobre todo la pasividad de las autoridades ambientales de Bogotá.