En la tumba en la que tendría que estar enterrado el magistrado Alfonso Patiño, asesinado hace 29 años en el Palacio de Justicia, estaban en realidad los restos de un sargento, escolta del presidente de la Corte Suprema. Y viceversa.
En la tumba en la que tendría que estar enterrado el magistrado Alfonso Patiño, asesinado hace 29 años en el Palacio de Justicia, estaban en realidad los restos de un sargento, escolta del presidente de la Corte Suprema. Y viceversa.