Los curas que viajaban con los conquistadores no tenían estatuas para sus ritos y optaron por disfrazar de santos a los vecinos de Galeras, Sucre, y les pedían quedarse quietos durante las ceremonias… De allí salió una tradición, ya también laica, que fue incorporada al patrimonio de la humanidad esta semana.
Galeras llevó hasta Asunción uno de sus cuadros vivos, es decir a tres vecinos del histórico municipio que deberían hacer lo mismo que pidieron los curas hace cinco siglos.