Un caso de maltrato tan cruel como el de la señora Edy Fonseca, que fue obligada a dormir en un sótano al norte de Bogotá, le ocurrió al celador de una bodega que tuvo que permanecer encerrado en un sótano durante 50 días.
Sólo por una pequeña ventana, su hija podía pasarle comida cada cinco días, recibió 400 mil pesos de paga y a por lo menos otros diez empleados de la misma cadena restaurantes, no se les paga desde hace tres meses.