La Secretaría de la Mujer de Bogotá y varias cadenas de tiendas convirtieron a sus gerentes en intermediarios para que las mujeres puedan encontrar allí un lugar seguro inclusive para escapar de sus maltratadores, si ello es posible.
Los estudiosos de la violencia contra la mujer descubrieron que sus victimarios normalmente las restringen, pero no les impiden ir a hacer las compras y es allí donde pueden encontrar ayuda.