Una de las herencias que este gobierno recibió del anterior es el déficit acumulado del Fondo de Estabilización de Precios de los combustibles que Duque agravó en la pandemia. A Petro le toca, si o sí, aumentar los precios.
La brecha entre el precio real y el subsidiado está entre cinco y seis mil pesos, el punto es si este gobierno va a tener la capacidad política para hacerlo, porque está claro que el anterior ni la tenía ni la buscó.