Después de seis años de estar huyendo, el expresidente de Perú, Alejandro Toledo, se entregó en los Estados Unidos, en donde se encontraba, y fue extraditado de inmediato, a su país.
Antes de salir de entrar al avión que lo llevaría a Lima, Toledo dijo que esperaba que no lo mataran en Perú. Pero parece ser una estrategia de su defensa para que no lo encarcelen en la misma prisión en que se encuentran sus colegas, los también expresidentes Fujimori y Pedro Castillo.