Suráfrica es un país con sesenta millones de habitantes que ha tenido menos 89 mil muertos en la pandemia, menos que los países de su mismo tamaño en América Latina y muchos menos que los europeos con menos población que cerraron sus fronteras por a cepa Ómicrom, de la que no saben nada.
Hasta ahora en África ni en Europa se conocen los muertos de la cepa que la OMS declaró de preocupación antes de determinar por qué había qué preocuparse de ella, lo que ese país y ese continente entienden como otra muestra de racismo que alborotó la pandemia.
