Maduro contaba con el apoyo de los demás gobiernos de izquierda de América Latina, pero los primeros en dudar de sus cuentas electorales fueron los gobiernos de Chile, República Dominicana y Guatemala, luego Brasil, Colombia y México le pidieron pruebas de su autoproclamación presidencial y Perú hizo lo mismo.
Sus adversarios políticos en Argentina, Panamá, El Salvador y Estados Unidos reconocieron como presidente a Edmundo González, Canadá hizo su reclamo con el bloque de izquierda europeo y al final sólo quedó con la solidaridad de los otros autócratas de izquierda en la zona: Cuba, Nicaragua, Bolivia y Honduras.