En la explanada de las mezquitas de Jerusalén, en menos de tres hectáreas, se celebraban esta semana tres fiestas religiosas. La católica, el ramadán de los musulmanes y el paso de los judíos. Pero las pedradas de unos árabes desataron el caos.
La policía israelí entró a la mezquita para arrestar a los agresores y terminó arrestando a 400 palestinos que oraban. Hoy se conoció la respuesta árabe, una lluvia de misiles que dejaron al menos cuatro heridos.