El exjefe paramilitar Salvatore Mancuso admitió frente a los familiares del dirigente indígena Kimi Pernía que su organización lo asesinó, cumpliendo órdenes del Estado, por oponerse a la construcción de la hidroeléctrica de Urrá, que invadía su territorio.
A la misma diligencia compareció, virtualmente, Rodrigo Londoño Timochenko, para reconocer y pedir perdón por los crímenes sexuales de las FARC contra los indígenas.