Cinco jóvenes activistas de la primera línea de las protestas en Bogotá, entre ellos dos mujeres, fueron detenidos como sospechosos de actos violentos ocurridos en el marco de las manifestaciones.
Ellos fueron acusados de nueve delitos, entre otros terrorismo y secuestro. La audiencia se tornó tensa cuando una de las imputadas alegó que no tenía abogado de confianza y que su mamá no le contestaba el teléfono.