Los raizales de San Andrés recibieron el fallo con menos entusiasmo que el gobierno. Recuerdan que con éste no sólo perdieron 75 mil kilómetros de mar, sino una isla que se privatizó para el hotel de la vicepresidenta, un muelle que la Armada les quitó a los pescadores y ahora ni siquiera tienen agua potable, pues la que hay sólo se reparte a los hoteles caros.
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