Tres patrulleros de la Policía allanaron una bodega que vendía legalmente repuestos de carro y le cobraron a su dueña una extorsión para liberar a su trabajador y no reportar como robada su mercancía.
Dicha mercancía no era robada y nunca fue reportada por los policías que supuestamente la incautaron y quienes ahora comparecen ante un juez imputados por extorsión y robo, pero siguen vistiendo el uniforme.