Muchas frustraciones nacen de una mala actitud propia o de un tercero y serían evitables si, como lo explican los psicólogos, cada quien se preocupa por hacer su propia buena vibra.
Muchas frustraciones nacen de una mala actitud propia o de un tercero y serían evitables si, como lo explican los psicólogos, cada quien se preocupa por hacer su propia buena vibra.