Aunque el camino entre el lugar de reclusión de alias Otoniel y el aeropuerto de Bogotá es normalmente de menos de diez minutos, el operativo policial para su extradición hizo el recorrido en cuarenta minutos.
La caravana involucró una escolta de más de cien hombres armados, carros blindados y apoyo aéreo de helicópteros y drones que, a juzgar por la velocidad a la que viajaban, correspondían a la prevención de un intento de fuga, sino a un desfile policial.
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