La dirección de la Policía conocía de las actividades criminales del coronel Mauricio Santoyo, antes de reincorporarlo para que fuera el jefe de seguridad de Álvaro Uribe en la presidencia, según documentos que desde entonces eran secretos.
Al menos desde el año 2000 se sabía que él hacía interceptaciones ilegales a defensores de derechos humanos y luego de sus relaciones con narcos de Medellín, pero una parte de los documentos se perdieron en Inteligencia de la Policía y el resto nunca fue puesto en conocimiento de la Fiscalía.