El general que reclutó y sobornó con mercados a un chófer de bus y a su esposa para que mintieran declarándose víctimas de un niño al que la Policía acababa de asesinar por la espalda por pintar una pared va a ir a juicio.
Este juicio a las estrategias de la policía para esconder sus errores se lo debe al país al papá y a la mamá del niño grafitero, que supieron enfrentar solos a la Policía y a sus abogados.