Lafaurie y sus asociados sabían que tarde o temprano la justicia transicional se encargaría de su colonización a sangre y fuego en Urabá, por eso desde antes habían preparado el libro “Acabar con el olvido” en el que los ganaderos se proclaman víctimas.
En el libro sostiene que a finales del siglo pasado sólo podían ir a sus fincas los ganaderos que tuvieran el apoyo de las Autodefensas, pero se abstiene de comentar las miles de sentencias de restitución de tierras y las haciendas que crecieron desplazando a los campesinos que las ocupaban antes de que llegaran los paramilitares.