Este fin de semana el presidente Petro abrió un debate de repercusiones políticas y judiciales cuando anunció su decisión de nombrar como gestores de paz a jóvenes hoy presos por pertenecer a la primera línea de las protestas sociales.
Al nombrarlos gestores de paz, el presidente logra que la justicia los libere, como ocurrió con exguerrilleros presos en los gobiernos de Uribe y de Santos