De nada sirvieron los polígrafos a los que, por exigencia de la DEA, son sometidos mínimo dos veces por año los agentes de la Policía Antinarcóticos, un narco conocía cada detalle de la inteligencia en su contra por cuenta de un capitán.
El capitán Juan Pablo Mosquera admitió que durante dos meses le entregó información a un narcotraficante, tal como la DEA ya lo había documentado con base en los mensajes de su celular.
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