La reducción de 48 a 42 horas por semana en la jornada laboral de los empleados privados aprobada en el Congreso ayer no tiene aceptación unánime.
Pese a que los empresarios la rechazan y los sindicatos la apoyan, subsiste la preocupación general de que se reduzcan los puestos de empleo y de que se intente también reducir el salario.