Por primera vez en la era cristiana, no hubo procesiones ni ceremonias masivas en el inicio de la Semana Santa. el Papa Francisco pronunció su homilía ante una plaza desierta.
A los primeros que mencionó en su oración fue a los miles de sacerdotes, especialmente en Italia, que contrajeron el virus en ceremonias religiosas y ofrendaron su vida por dar la extrema unción a sus feligreses.