Un sargento y un soldado le contaron a la red cómo raptaron a personas vulnerables para asesinarlas de manera que los generales Lasprilla y Pinto le entregaran al gobierno los cadáveres de ellos como resultado de la Seguridad Democrática.
Estos crímenes, que podrían tener hasta 200 víctimas en el valle central del río Magdalena, ocurrieron entre 2005 y 2008 durante el ejercicio como comandantes de cinco que terminaron su carrera militar como generales y se han negado a reconocer su responsabilidad en estos casos.