Aunque se esperaba el regreso de la condenada excongresista Aida Merlano, su deportación desde Caracas fue sorpresiva, por el tiempo y el método.
Llegó en avión proporcionado por el gobierno de Maduro, fue recibida por una general de la república, directora de la DIJIN, y se le permitió dar declaraciones, pero repentinamente uniformados de gran talla la taparon y la callaron.