Congresistas de las bancadas de la oposición y del gobierno se han unido al ruego y al presunto lobby de la Procuraduría para evitar que ésta se ajuste a los límites que le impone la legislación internacional y desista de sancionar a funcionarios elegidos popularmente.
Otros congresistas han denunciado el lobby no registrado que la Procuraduría está haciendo y temen que la reforma se ahogue en ofertas de burocracia y clientelismo.