El estigma de la ultraderecha contra los jóvenes quedó expuesto en la discusión del programa de subsidios Jóvenes en Paz en el Congreso. Para el representante Corso recibir el subsidio sería algo así como una confesión de que es delincuente.
Tanto a él y a otros que andaban con el mismo argumento se les explicó que se trata es de prevenir que ellos sean víctimas y no protagonistas de ningún delito, al tiempo que se estimula su participación económica en la sociedad.