Dos de los cuatro expresidentes vivos que tiene el país destacan la vida política de Horacio Serpa, al que sus contradictores políticos consideran un funcionario probo y sus compañeros el último caudillo liberal.
Unos y otros aceptan que Horacio Serpa fue un político honesto y comprometido con tres objetivos del país: la paz, la democracia y la justicia social.