El mayor depredador sexual del conflicto armado fue Hernán Giraldo, que tampoco dejó de delinquir en prisión, pues el INPEC dispuso para él una suite en la que pudiera seguir violando niñas y él sólo cambió el nombre de su banda por el de Pachencas, que aún controla el crimen en la Sierra Nevada, por eso su nombramiento como gestor de paz, ha sido interpretado como una licencia para violar niñas.
Qué tal esto.