En el trámite legislativo actual de la reforma tributaria del gobierno que cuando se cayó en la Corte Constitucional se llamaba Ley de Financiamiento y que hoy se presenta en el Congreso como Ley de Crecimiento Económico, los funcionarios del presidente Duque están empleando todos los recursos de lobby que antes se negaban a practicar.
En primer lugar, para nadie es un secreto que la Casa de Nariño logró conquistar al exvicepresidente Germán Vargas Lleras quien se presentaba a sí mismo y a su partido Cambio Radical, como independientes del gobierno.
Y que como consecuencia de ese acercamiento político entre el uribismo, los conservadores y la bancada de Cambio Radical, la reforma tributaria tiene asegurada su aprobación en el Capitolio.
No se conocen los detalles de la forma como la administración Duque logró vencer el distanciamiento de Vargas Lleras pero los que saben de política tradicional, opinan que tiene que haber promesas de por medio. Por lo pronto, se sabe que un hombre del exvicepresidente se perfila como posible nuevo ministro de Agricultura: Andrés Espinosa Fenwarth con lo que Vargas quedará comprometido con Iván Duque.
Y como los vientos del poder cambiaron desde cuando el presidente era Juan Manuel Santos, ahora, Sergio Díaz-Granados, su ministro de Comercio, estaría sirviendo al gobierno Duque como lobista en el Congreso a favor de la reforma tributaria. Por eso habla con todos sus parlamentarios amigos. Y por eso también se ha difundido la versión de que el presidente le ha ofrecido varias veces ser ministro, el más reciente, el del Interior en reemplazo de Nancy Patricia Gutiérrez a quien dan por retirada del gabinete.