En su tradicional columna dominical de El Espectador, el profesor de derecho Ramiro Bejarano publicó ayer una prueba escandalosa de violación de la autonomía judicial que la Constitución les garantiza a los fiscales en los procesos que investigan… En Colombia, la independencia de los subalternos del fiscal general ha sido ratificada por la Corte.
Sentencia C-873/03
“Los fiscales, en tanto ejercen funciones judiciales y a su cargo se encuentra la instrucción de procesos penales… son autónomos e independientes en el ejercicio de sus funciones…”
En el comentario que el abogado Bejarano tituló irónicamente “Autonomía obediente”, él afirmó que aunque los fiscales generales siempre alegan que sus subalternos gozan de total libertad, no es creíble que no intervengan en casos famosos, como siempre se ha sospechado…
Lo novedoso de la denuncia de Bejarano, sin embargo, es que presenta evidencia de que Francisco Barbosa no respeta la Constitución ni los derechos de sus delegados.
Gabriel Jaimes
“… todos los fiscales delegados deben remitir todos los proyectos sobre decisiones de fondo… a mi correo institucional con suficiente anterioridad para informar y valorar cada situacion (sic) con el señor Fiscal General de la Nacion (sic)…”
El autor del mensaje es Gabriel Ramón Jaimes, uno de los más altos fiscales de Barbosa… Este nombró a Jaimes, polémico por su cercanía excesiva a los intereses del ultraderechista Alejandro Ordóñez, coordinador de fiscales delegados ante la Corte Suprema…. Ese selecto grupo
solo investiga a personajes con fuero como la vicepresidenta, los ministros, el procurador y el contralor, los gobernadores, los generales o casos de connotación nacional, como la ñeñepolítica, por poner un ejemplo…
“Ni siquiera el Fiscal General puede intervenir en el desarrollo específico de las investigaciones asignadas a cada fiscal puesto que ello equivaldría a inmiscuirse indebidamente en un ámbito constitucionalmente resguardado de autonomía…”
Jaimes ha demostrado que no tiene problema cuando de darles gusto a sus jefes se trata… Solo que al hacerlo, él y su superior podrían incurrir, como lo sugiere Bejarano, en el delito de prevaricato.